Eres esa canción


Eres como esa canción;
tonta, monótona y superficial.

Con música igual al anterior disco,
con las mismas sosas letras,
con la misma compañía,
pero diferente precio.

Eres esa canción que después de mucho tiempo de oírla harta,
cansa,
aborrece,
pero aún así es un éxito.

Eres esa canción que canta la mitad de las chicas de mi grupo,
la mitad de la ciudad y la mitad de mí.

Eres esa canción que me atrevo a murmurar en las noches y en el bus.
Eres esa canción que estoy gritando ahora mismo.

Para psicoanalizarme

Escoge una imagen, ponla en todo; mesa, baño, cama, techo, ventana, escritorio.
Has que la imagen sea sentida en todo el día, en cada momento. Cada día con diferente sabor. Has de tu casa la imagen, el tiempo quémalo.
Después escribe todo lo que se te ocurre al encontrártela. Escribe, detente y mírala; escribe y detente y mírala.
Si piensas que no puedes más que ya todo está dicho y que el raciocinio no sirve más, lee lo que has escrito. Lee en la noche, en el calor de un somnífero, en un sentido.

Finalmente reune todo, aprécialo y destrúyelo todo.

A Dios, María y Manuel

Dícese la oración de Semana Santa:

“Os adoro mi Jesús,
Vos que siendo Dios
y muriendo por mí ".

-No mamacita, voy a salir con Manuel-.
-Ah, mija cuidense mucho. Has la oración que compramos el otro día en la basílica-.
-Sí mamacita, ya me tengo que ir-.
-Bueno que Dios los bendiga, adiós-.


-Manuel vámonos ya-.

¡Oh, Cruel muerte la vuestra!
Quisisteis quedarte en esta humilde forma.
Bendito Seáis mi Señor!

Eran las siete de la tarde, Manuel y María recorrían las calles de toda la Ciudad.
-Y si vamos a las "Cremas"-.
-Don Pedro salió a su pueblo-.
-¿Y "El canto Azteca"-.
-También cerrada-.
-Vale madres... tanto pinche rezo apendeja-.
-Espera... que tal "La puerta del Sol"-.
-Pues va, estaciónate ahí-.

Hermoso Corazón que me ama
a pesar de mi gran debilidad de hombre pecador.
¡Yo, Oh Jesús, siento en mi alma
arder el fuego de vuestro Amor.

Una o tal vez dos personas estaban reunidas allí. Un coronel, el cantinero y su esposa. Manuel y María eligieron el lugar más aislado: una esquina sin luz, ni ventilación, ni radio. Comenzaron con cerveza. A esto le siguió tequila y un "Matusalen".

-Salud María-. -Salud Manuel-.

Jesús, ¡Oh mi Amado y dulce Redentor!
Os amo ahora, y por siempre
os amaré igual.

El domingo terminó. Un viejo reloj de "La puerta del Sol" marcaba las tres de la mañana. Y Manuel y María reían, bailaban y tomaban. "La puerta del Sol" cerraba a las tres. Y con las últimas gotas de la felicidad Manuel y María brindaron por Dios.

Amen.