
Todo empezó sin que me diera cuenta, de un beso a un soplido, de un adiós a un ladrido.
La gran multitud se transformó en un solo cuerpo de luz de neón.
Y comienza la música, reventando las paredes del corazón. Sofocando las gargantas de cristal, atrapándonos como moscas.
Mi mente cambia a gas natural, de mi espalda brotan alas y mi vientre expulsa agua. Me inflo en la sensación, no me muevo, dejo de respirar y el placer llega.
Inicia mi caída, entre risas y silencios. Mas otros pétalos son desgranados.
Todos somos ahora un gran cuerpo que fornica, ente sudor y alcohol. Siento cabello, siento uñas, siento prendas, huelo sexos, huelo alientos, huelo vidrio, siento besos, siento dureza, siento formas suaves. Todo es este maldito momento, que se evapora llevándome, lo siento en mí y me sofoca.
Un zumbido en mi cerebro anuncia algo: La noche terminó y yo también.
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