¡Qué putas sorpresas dan las putas!

Entró torpe y pesada,
empujo la puerta que no está.
Y mis ojos caen como enorme canicas,
que ruedan y llegan a ti.

Grito y mi boca huye a esconderse en mi estómago.
Ordeno irse a mi cerebro,
pero él flota en mi estómago.

Mis manos las alzo a ti,
la izquierda toma un arma,
la derecha una pluma,
y lo demás una manzana.

Todo el cuarto se inunda de mí;
de mis lágrimas que son dos chorros de sangre,
de mi sangre que son gotas de lodo.

Pero tú no te ahogas,
estas en ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te arrepentiste y borraste la lascivia con olor a clara de huevo y perfume de seno. ¿Por qué? Me quedé en un corto grotesco y erótico y después unos puntos suspensivos delinearon el final. ¿Por qué? Ahora lo has ataviado en éste escrito, cuando el otro era más real. ¿Por qué?
Éstos versos son el alma de la hueva.

Anónimo dijo...

No se complique su existencia ni la mía. "Yema sexual" es una entrada en desarrollo, como muchas otras, sólo que esta se publico por una equivocación mía.

Nada en mi blog es real.

Anónimo dijo...

No creo que haya sido un equívoco a la hora de publicarla. Me olvidaba que todo esto es una fantasía, una quimera de algo que se desea real... ya llegará su debido tiempo.