
Todo se ha alejado de mí.
Se fue en la brisa infernal del amor.
La quise de mí, en mí.
Y como dos lobos nos matamos;
ella a besos y yo a golpes.
Miento si digo que la quise, la quiero.
La quiero y aun así no puedo quitar las briznas de estas manchas.
Su sangre mezclada con la esencia asesina se eleva al techo.
El humo y dos dagas, la llevan a mí.
Esta tarde quiero recordarla así,
bailarina descalza,
de besos rojos
y ojos acerina.
En mis brazos la tomo,
la arrullo
y muere.
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