12 horas. Despierto. Limpio mis ojos de sal seca. Recojo mi almohada del piso, mis sábanas tibias.
Corro al baño y orino. Enciendo el calentador, giro la llave y llueve. Mis plantas secas, mi cabello húmedo. Tallo mis brazos y espalda. Otra vez llueve en mí.
12:40. Seco cada poro, mis rizos los peino. Una huella de agua queda en el piso, el baño cálido vapor. Quito mi toalla y desnuda me miro.
Tomo mis prendas sucias y las respiro, las nuevas las rocío de brisas otoñales. Mi cabello a gotas marca mi pecho.
13 en punto. Abro mi ventana, tomo una manzana y la muerdo con fuerza. Me quedo viendo el trazo de un avión en el cielo. Entro a casa.
Corto pan, bebo, sorbo, mordida, trago, sorbo, masticar, asco. Estoy llena. Recojo todo y limpio.
13:40. Comienzo en mi recámara, alimento al pez. Levanto otra almohada, la sacudo. Las sábanas las extiendo, todo queda como anoche. Enciendo el radio.
13:48. La sábanas tibias ahora frías. En mí un doloroso estremecer.
Para ti, Carlos Monsiváis.
2 comentarios:
Antier Saramago y ayer Monsiváis.. hoy García Márquez?
El principio de ese escrito se me hizo muy sensual.
Excelente texto, Nova, tocas el interior de quienes estamos sintiendo marejadas de dolor en estas horas.
Gracias.
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