Te miro lejano.


Te miro lejano,
entre el inicio del espiral.
Como cuarzo labrado,
como cerro otoñal.

Volteo, sola me miro.
De entre la arenilla,
deslizo mi espalda,
llego a ti.

Estoy a tu derecha.
Te miro cercano,
de reojo.

Tú volteas y mis ojos cristalinos,
los robas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta que te encante narrar encantos de instantes. ¡Por el encanto de tu encantada línea del encanto! (redundante...)

Anónimo dijo...

A mí me encanta encantar los desencantos del encanto que es la vida.