La mejor forma de guardar un secreto es escribiéndolo...
Ella conoció la infidelidad, él la libertad.
Se conocieron en la tarde, cuando ambas manecillas apuntaban al Sur. Acordaron verse en el menguante de la tarde, entre la cierva del ocaso. Mas ella llego y él no estaba.
3 comentarios:
No me sorprende del todo...
Así pasa... yo una vez la apliqué, no exactamente así, pero más o menos.
¡Mierda! no me he ido...
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